domingo, 22 de agosto de 2010

El animismo en la Grecia Antigua. Concepto de alma.

Se podría decir que el primer paradigma en la Psicología fue precisamente el que le da nombre: el alma.
Pero, ¿qué es el alma?
Algunos divertimentos (espero) etimológicos.
El término psicología proviene del griego psiqué (ψυχή ) y logos (λογοσ), que significan alma y estudio, respectivamente. Por lo tanto, la palabra psicología significa "estudio del alma, según su etimología. Sin embargo, el término psiqué (ψυχή ) quiere decir tanto "alma" como "mariposa". ¿Y que tiene que ver el alma con una mariposa? Pues dicen los díceres que la idea del alma se relacionaba con un hálito de vida que en el momento de la muerte era exhalado por el ahora difunto, en forma de una mariposa, lo cual puede verse en algunas vasijas griegas.
Como representación de la mariposa, tenemos la relación del alma con la divinidad griega Psiqué, en el mito que la relaciona con Eros.
Cómo hálito de vida, se relaciona con el término pneuma (πνεuμα), que significa "aire", que después se relacionará estrechamente con el de alma.
Del latín tenemos dos palabras relacionadas, el "anima" y el "animus". Anima significa también aire, como principio vital, mientras que animus hace referencia específicamente al alma o espíritu, mucho más cercano al concepto de mente.
Se le llama pensamiento animista o animismo al creer que las cosas del medio ambiente tienen un poder oculto. La idea del alma nació precisamente de atribuirle estos poderes a las cosas vivas, a raíz de fenómenos como el nacimiento y la muerte, sueños y ensueños, síncopes y delirios. Luego, todo lo que se mueve se cree que tiene alma, que les ha "insuflado" vida. De ahí que llamemos ánimados a los dibujos que se mueven.
Como colofón a este tema del animismo en relación al hálito de vida, resulta curioso que en diferentes culturas esté presente este soplo vital. Un ejemplos de ello es, para empezar, la Biblia, con aquello de "y en el principio fue el verbo", donde la palabra juega las veces del aliento del que venimos hablando. Misma situación de Lajma y Lajamu en Babilonia, que fueron creados al ser nombrados; o Path en Egipto, que al dar nombre a las cosas les otorga la vida; o también Prajapati en India, que cuando dice "bhur, bhuvahi, suar", crea la tierra, la atmósfera y el cielo. Incluso en la cultura contemporánea tenemos la figura de Aslan, en la saga "Las crónicas de Narnia", de C.S. Lewis, que con su aliento crea este mundo fantástico.

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